García de Vinuesa fue uno de los alcaldes más conocidos que ha tenido Sevilla, tiene una calle a su nombre (antigua calle del Mar). Bajo su mandato se comienzan a demoler las murallas (1859) y algunas puertas de Sevilla. Y es en una de ellas donde encontramos la piedra llorosa y la triste historia que aconteció el 11 de julio de 1857.

    Isabel II a la que Sevilla cinco años honró dando nombre al primer puente que la ciudad tuvo, firmaba 82 sentencias de muerte de 82 jóvenes liberales que bajo el gobierno de Narváez se alzan en armas en contra de la situación que atravesaba el país. Ante un foco de insurrectos en el norte desde Madrid se temía otro foco en el sur y el castigo fue ejemplarizante aunque muy desproporcionado.

    El alcalde D. García de Vinuesa pidió en vano el indulto, pues la mayoría eran menores de edad y llegada la mañana del 11 de julio fueron sacados de San Laureano y llevados a la Plaza de Armas para ser fusilados.

Sacerdotes y hermanos de la Caridad espantados ayudaban a morir a los muchachos que no acababan de creerse que aquellos soldados los fusilarían. Y García de Vinuesa se dio cuenta entonces de lo inútil de su intento por salvarlos, y desolado, se fue hacia la Puerta Real donde hallando una piedra en una esquina, se sentó rompiendo a llorar. El alcalde lamentó de todo corazón la muerte de aquellos muchachos.

    Los alguaciles que lo acompañaban contaron como oyeron al alcalde lamentarse una y otra vez, durante horas. Desde entonces, aquella piedra recibió el nombre de » La Piedra Llorosa» y ha sido conservada a lo largo de los tiempos hasta la actualidad. Se sitúa al final de la calle Alfonso XIII.