El siglo de Oro trajo a Sevilla mucha riqueza y un crisol de culturas que convivieron en esta ciudad atraidas por la riqueza. Pero el pecado también estaba presente en esta ciudad que no dormía nunca. Fue por aquel entonces cuando un caballero llamado Juan de Torres quiso enmendar su vida entregada a los vicios y entró de lego en un convento, el ya desaparecido convento de San Francisco. En sus pocos momentos libres este caballero solía rezar en una de las múltiples capillas del convento, la capilla de San Onofre. Una noche, concretamente un dos de noviembre, ensimismado en la penumbra y en la meditación escuchó pasos y observó como un fraile de la orden se acercaba al altar para oficiar misa envuelto en su casula y con el cáliz en la mano. El fraile miro a derecha y a izquierda y no contempló a nadie, suspiró y recogiendo el cáliz volvió sobre sus pasos y desapareció sin decir misa.

   Varias noches sucesivas mientras Don Juan meditaba en la soledad y la penumbra de la capilla ocurrió lo anterior descrito de la misma manera e intrigado se lo comentó al prior del convento, el cual le recomendó si los hechos se volvían a repetir que saliese de la voluntad del lego ofrecerse a ayudar a decir la misa al misterioso sacerdote que aparecía cada noche.

   Y así fue, una noche más volvió a aparecer el fraile. Fue entonces cuando decepcionado de no tener fieles a los que decir la misa, se iba a marchar cuando Don Juan de Torres se acercó al fraile y se ofreció como ayudante. Finalmente la misa se puedo llevar a cabo. Agradecido el fraile se despidió con unas palabras: «Gracias hermano por el gran favor que habéis hecho a mi alma, soy un fraile de este convento que por negligencia dejó de oficiar una misa de difuntos que me habían encargado y habiéndome muerto sin llevarla a cabo, Dios me había condenado a permanecer en el purgatorio hasta que satisfaciera mi deuda. Pero nadie hasta hoy me ha querido ayudar aunque he estado viniendo durante todos los días de noviembre cada año por espacio de más de un siglo»

Y tras estas palabras el fraile desapareció para siempre. Y así recogen las crónicas del propio convento estos hechos como la historia del primer fantasma de Sevilla documentado.

Si quieres conocer de primera mano el lugar donde ocurrió, en la ruta Sevilla desconocida y oculta disfrutarás de estas curiosidades y otras más que en el día a día pasan desapercibidas ante nuestros ojos. ¿Te lo perderás?